Libro revela detalles inéditos de siete décadas de historia de la automatización en Chile
La publicación también aborda las tendencias críticas para el país, entre ellas, la ciberseguridad en procesos, automatización laboral con inteligencia artificial e integración de las tecnologías de operación con las de información.
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En febrero de 2018, tras una conversación entre pares, el ingeniero y académico de la Universidad de Santiago, Hugo Seguel concluyó que podían hablar de tendencias, pero muy poco de historia de la automatización. Invitó al periodista Mario Bravo y juntos se volcaron en la redacción del que afirman es el primer libro sobre la materia, en el que revisan la historia desde las primeras incursiones en la década del ´50 del siglo pasado hasta las principales tendencias actuales.
-¿Cuáles son las industrias pioneras en automatización?
-Hugo Seguel (HS) Los primeros esfuerzos son previos a la década del ´50 en refinerías de petróleo, celulosa y minería, que involucran procesos que sin automatización no podrían realizarse. En esa época todo era muy mecánico, porque aún no llegaba la era electrónica, una automatización de bajo nivel, pero que no fallaba. Si antes se automatizaban subprocesos, hoy tengo toda la planta automatizada.
-¿Y cuál fue el impacto en la productividad?
-HS: El impacto se generaba en producir una mayor cantidad con mejor calidad y con menor costo de energía y materia prima. No había reducción de puestos de trabajo, porque se trataba de procesos que tienen que estar automatizados, lo que se buscaba era la optimización.
Mario Bravo (MB): Y también por un tema de seguridad. Hay faenas críticas que no pueden ser desempeñadas por un humano, por ejemplo, trabajar a 5.000 metros de altura en un horno con 60°, y una máquina sí.
-¿Y cuándo empieza a permear a otros sectores?
-HS: En los ´60 empiezan a ingresar tecnologías de EEUU. Empresas como Carozzi y Nestlé ya venían con cierto nivel de automatización y fueron mejorando los procesos para automatizar sus plantas, lo que ha continuado.
-MB: En los ´80, el país se vio imposibilitado de seguir importando tecnología de EEUU y eso obligó a que los ingenieros chilenos tuvieran que adaptar tecnología. Ahí se produce un gran salto en la automatización, por un tema de necesidad y de mérito de la ingeniería chilena.
-¿Se generó innovación made in Chile?
- MB: La empresa Proscom, que luego absorbió Sonda, desarrolló todo lo que hoy son las bases de datos, antes que en EEUU y lo adaptaron a los procesos mineros, sin darse cuenta que estaban haciendo algo pionero a nivel mundial.
HS: Y está el proyecto Synco, que lideró Fernando Flores en el gobierno de (Salvador) Allende, una innovación a nivel mundial que buscaba crear un centro integrado de operación para monitorear en línea las empresas del Estado. (Augusto) Pinochet lo rechazó, no se saben las razones, pero dio origen al libro de ficción Synco, de Jorge Baradit.
-¿Y cuándo se masifica?
-HS: En los ´80 empresas chilenas traen las representaciones de las grandes firmas de automatización de EEUU, como Honeywell, Emerson, Rockwell o ABB. Tomó más fuerza y a mediados de los ´90 las multinacionales optan por intalarse en Chile. Entonces, concebir un proyecto de ingeniería sin automatización era ilógico.
-¿Y la incorporación masiva de la automatización industrial a qué industrias impactó?
-HS: La minería que representaba el 6% del PIB en los ´90, mejoró su productividad. En manos de la automatización estaba gran parte del PIB de Chile, esto es Codelco, Escondida, AMSA, Aglo American.
MB: Chile tiene la única planta de control a distancia automatizada del mundo, Ministro Hales, que se maneja desde Santiago -a 1.600 kilómetros-, desde donde se toman las decisiones importantes.
-¿Cuándo partió el control remoto de la operación en minería?
-HS: Empezó hace unos años, en El Teniente de Codelco, controlando los pica roca desde Rancagua. La tendencia es traer todo el control de una faena a una ciudad con mayor capacidad de mano de obra calificada y sacarla de la mina. Por ejemplo, operar Chuquicamata desde Calama, El Teniente desde Rancagua, Andina desde Los Andes y otras minas como Collahuasi y Anglo American se están sumando.
-En el libro se abordan las tendencias. ¿Cuáles son críticas para Chile?
-HS: La convergencia OT/ IT, es decir, integrar las tecnologías de la operación con las de información. Hoy, el profesional con conocimientos tecnológicos debe aplicarlo a la operación, porque está completamente digitalizada, y viceversa.
También cobra fuerza la ciberseguridad en los procesos, porque no sólo abarca el área corporativa, sino todos los sistemas, pues al estar todo digitalizado e interconectado, se deben asegurar los activos, las plantas y los procesos, porque se puede poner en riesgo la producción de una compañía. Por ejemplo, hoy, con Internet de las Cosas, un sensor es un nodo más de una red gigante y se podría intervenir ese sensor, cambiar los parámetros y generar una alarma.
Y una tercera tendencia crítica es la automatización laboral, agregar inteligencia artificial a la automatización para reemplazar a los humanos. Vamos a tener robots en la recepción de hoteles, cajeros sin personas y máquinas con sensores que miden variables a un paciente en Chiloé y un médico en Santiago que entrega el diagnóstico.